A nivel mundial, se producen más muertes por suicidio, que por la suma de homicidios y guerras juntos (57% suicidios / 43% víctimas de guerras y homicidios) , que en números, se traduce en casi un millón de víctimas al año. Particularmente en México, la tasa de suicidios ha aumentado de casi 400% durante los últimos veinte años, siendo hoy en día, la segunda causa de muerte de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad.
Sin embargo, no podemos hablar de suicidio sólo haciendo referencia a números y estadísticas, pues detrás de cada muerte autoinflingida, existe una historia de intenso sufrimiento acumulado a lo largo de mucho tiempo, tanto de la persona que decide acabar con su vida, como de sus seres cercanos. Además del dolor que cada fallecimiento siembra en los 14 millones de sobrevivientes mexicanos (personas que han perdido a seres cercanos por suicidio), esta problemática deja consecuencias de gran trascendencia para las familias, para nuestra sociedad y para nuestro país, en general.
El suicidio es, sin duda alguna, UN GRAVE PROBLEMA SOCIAL Y DE SALUD PÚBLICA, que pone en evidencia la quiebra tanto en personas (de índole biológico, psicológico y ambiental), como de las comunidades, pues refleja un malestar generalizado que puede manifestarse en exclusión social, falta de empatía, debilidad de las tradiciones, violencia, pobreza económica, entre otros. Quizá conocer algunas de las consecuencias que este tipo de fallecimientos genera en México, nos permita tener una dimensión adecuada del impacto del suicidio en nuestro país:
ECONÓMICO: Por cada suicidio, existen entre 10 y 20 tentativas fallidas, cuyo costo se traduce en billones de dólares al año a nivel mundial. En México, la depresión es la principal fuente de discapacidad y 1 de cada 3 personas padece algún tipo de enfermedad mental, que en el caso de los trabajadores, afectan de manera profunda su rendimiento y productividad, generando pérdidas económicas de hasta 30% en las empresas. Esto, sin tomar en cuenta que cada suicidio cuesta entre $500,000 y $2,000,000 pesos MXN (entre costos hospitalarios, consecuencias sociales y pérdida de producción laboral). Según datos del INEGI, existe un registro de 6,377 suicidios anuales, que multiplicado por una media de $ 1,000,000 por fallecimiento, daría por resultado un impacto económico anual de $ 6,377,000,000 pesos MXN, aproximadamente.
FAMILIAR: Con el suicidio de un miembro de la familia, se rompe la unidad psíquica del colectivo y se pierde parte de la estructura del sistema, generando una grave alteración de la biología, la psicología y la espiritualidad de cada miembro de la familia.
SOCIAL: El suicidio posee consecuencias importantes para las comunidades y sociedades en donde éste se ha llevado a cabo. Además de las afectaciones económicas y psicológicas, existen otro tipo de secuelas de gran trascendencia. Por un lado, la réplica contagiosa demuestra que por cada suicidio, 135 personas se ven afectadas y en promedio, 6 miembros de la comunidad intentarán imitar el acto por réplica contagiosa, pues cuando una persona que sufre depresión u otro trastorno mental descubre que alguien cercano se suicida, la muerte se vuelve una idea plausible. Por otro lado, contribuye a la normalización de la violencia, que por consecuencia, puede fomentar la misma, manifestada de otras maneras en la comunidad. Prueba de ello, es que los estados mexicanos donde ocurren más suicidios, coinciden con aquellos en donde existe mayor violencia.
MEDIÁTICO: Los suicidios resultan tema de gran interés para los medios de comunicación, pues bajo un acercamiento que muchas veces suele fomentar el morbo, los medios comúnmente hacen referencia al suicidio de manera irresponsable. Esto genera lo que conocemos como “efecto Werther”, que a su vez, tiene por consecuencia un efecto exponencial: entre mayor difusión del tema, mayor riesgo de que alguien lo imite. Para revertir esta tendencia, es necesario capacitar a los periodistas, reporteros y demás profesionales, y seguir las recomendaciones de la OMS para los medios de comunicación (manual disponible de manera gratuita en su portal de internet), para que la cobertura mediática FOMENTE LA PREVENCIÓN y no la imitación, a través de lo contrario al efecto Werther, que lleva por nombre “efecto Papageno”.
En la actualidad, 6.6 millones de mexicanos contemplan el suicidio como opción y más de 600,000 personas intentan suicidarse cada año. Dada la dimensión y alcance que esta problemática tiene en nuestro país, podemos afirmar con toda seguridad, que urge tomar medidas a favor de su prevención y trabajar de manera integral y multidisciplinaria, en planes de prevención a nivel nacional, estatal, social y personal.
Todos jugamos un papel en el desarrollo de nuestra propia salud mental y en el de la gente a nuestro alrededor. Por ello, es importante reconocer la gravedad del suicidio y su impacto, y aceptar que la intervención en torno a su erradicación, no sólo concierne a los países o gobiernos, sino también a las instituciones, empresas, asociaciones, organismos, líderes de la comunidad y a la sociedad en general, pues todos somos vulnerables y al mismo tiempo, responsables de nuestro bienestar común.
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